29 de mayo de 2006

El Alma enferma

Un amigo bastante mayor que yo al que sólo conozco por teléfono cita a Galeno en nuestra última conversación, que no es una despedida sino un «hasta el año que viene».
—Tres son las cosas que curan los males del Alma —me dice. Y añade: —Apúntalo, por si te sirve.
Le escucho con atención. Habla cadenciosa y un poco teatralmente. Prosigue:
—Lo primero: Lejanía. Después: Luengo tiempo. Si con lejanía y tiempo no surge la melancolía, lo mejor es no regresar jamás.
(No regresar. Recuerdo a Sabina preguntándome si tiene razón: «En Macondo comprendí / que al lugar donde has sido feliz / no debieras tratar de volver»).
Mi amigo telefónico me desea suerte.
—Y que cuando nos veamos el año que viene, todo lo qe te ocurre esté resuelto —me desea.
Hoy, más que nunca, las palabras ayudan a vivir.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

La biblia, para según qué cosas es muy sabia:

Nunca mires atrás, porque te convertirás en estatua de sal. (Esto sale en Sodoma y Gomorra y le pasa a la mujer de Lot). Por eso siempre hay que mirar hacia delante.

Y luego está aquello de "hay un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz, un tiempo para reír, y un tiempo para llorar...".

Estés en el "tiempo" que estés, pasará. Y como decía tu amigo, llegará otro "tiempo" en que esté curado.

Un gran invento este el del tiempo que pasa...

Anónimo dijo...

O el Enquiridión de Epicteto

< En cuanto a todas las cosas que existen en el mundo, unas dependen de nosotros, otras no dependen de nosotros. De nosotros dependen; nuestras opiniones, nuestros movimientos, nuestros deseos, nuestras inclinaciones, nuestras aversiones; en una palabra, todas nuestras acciones.

Las cosas que no dependen de nosotros son: el cuerpo, los bienes, la reputación, la honra; en una palabra, todo lo que no es nuestra propia acción.

Las cosas que dependen de nosotros son por naturaleza libres, nada puede detenerlas, ni obstaculizarlas; las que no dependen de nosotros son débiles, esclavas, dependientes, sujetas a mil obstáculos y a mil inconvenientes, y enteramente ajenas.

Recuerda pues que, si tu crees libres, a las cosas por naturaleza esclavas, y propias, a las que dependen de otro; encontrarás obstáculos a cada paso, estarás afligido, alterado, e increparas a Dios y a los Hombres. En cambio si tu tienes, a lo que te pertenece, como propio y, a lo ajeno como de otro; nunca, nadie, te forzará a hacer lo que no quieres ni te impedirá hacer lo que quieres. No increparás a nadie, ni acusarás a persona alguna; no harás ni la más pequeña cosa, que no desees; nadie, entonces, te hará mal alguno, y no tendrás enemigos, pues nada aceptarás que te sea perjudicial.

Aspirando entonces a tan grandes bienes, recuerda que tu no debes trabajar mediocremente para lograrlos, y que, en lo que concierne a las cosas exteriores, debes enteramente renunciar a algunas y diferir otras. Pues si buscas armonizarlas, y ambicionas estos bienes y también riquezas y honores, quizá no obtengas ni siquiera éstos últimos, por desear también los otros; pero con toda seguridad, no obtendrás los únicos bienes con los que logras tu libertad y felicidad.

Así, ante toda fantasía perturbadora, está presto a decir: “Tu no eres sino una imaginación, y en absoluto eres lo que parece”, enseguida examínala con atención y ponla a prueba, para ello sírvete de las reglas que tienes, principalmente con esta primera que es, a saber : de si la cosa que te hace penar es del número de aquellas que dependen de nosotros o de aquellas que no están en nuestro poder. Di sin titubear: “Esa en nada me atañe”
>

< No pretendas que lo que sucede suceda como quieres, sino quiérelo tal como suceda, y te irá bien >


< Ya no eres un muchacho, sino hombre plenamente adulto. Si ahora te descuidas y emperezas, y siempre vas cambiando de propósitos y fijando unas tras otras las fechas a partir de las cuales te ocuparás de ti, ni te darás cuenta de que no progresas, sino que seguirás siendo un vulgar ignorante al vivir y al morir >

mireias32 dijo...

Tal vez suene a tópico pero he comprobado en mis propias carnes que es cierto.... Ningún tiempo pasado es mejor. Ánimo:)

Maria Escalas Bernat dijo...

Creo que fué Shakespeare que dijo "habla de la alegría con serenidad, y de la tristeza con esperanza". Cuando en momentos duros sabes que pasarán, y en momentos felices sabes que no son ni pueden ser eternos, vives intensamente. No dejas de llorar, ni de reir, pero aceptas tu vida integralmente, eso es, todo, lo bueno y lo malo, las notas consonantes y disonantes que tejen nuestra canción.
Las melodías sólo consonantes son ñoñas. Las que tienen demasiadas disonancias, insoportables. Vive las disonancias de tu vida pensando en las consonancias. Harás una bella melodia. Te lo dice alguien que se dedica a la música. Besos.

Anónimo dijo...

Los estoicos hablaban del destino y de la imperturbabilidad como el único recurso, la paz interior como arma contra ese mundo externo contra el que nada podemos hacer... los cristianos, más tarde, hablaron de predestinación... nada de esto me sirve, con nada de esto me conformo. Pero lo malo de ser seres que pueden perturbarse, lo malo de tocar el cielo con la punta de los dedos, es lo difícil que resulta después conformarse con menos. No queremos las migajas, el rescoldo, no. Queremos el pan, la pasión, y si lo que conseguimos no se parece del todo a aquello que un día sentimos, tal vez, sólo tal vez exista una posibilidad de que sea aún mejor, distinto, pero mejor. Porque habremos caído al fango, sucumbido al abismo o como diría Ende nos hemos dejado vencer por la desesperanza. Y entonces si logramos dar el paso, si recordamos quiénes éramos, quiénes queríamos ser... sólo nos queda subir, subir, volver, recobrar, vivir.

Anónimo dijo...

Alguien dijo: "Hay lugares y personas a los que no se puede regresar ni siquiera volviendo". Tenía razón.
Saludos.

Anónimo dijo...

Para anonymous1
¿Y si la manera de recuperar quienes éramos, de subir, y ese volver, el recobrar, el vivir es la realización correcta surgida de la comprensión acertada de la filosofía presocrática o del cristianismo?
Tu mismo utilizas símbolos cristianos.

Quizás domine una interpretación, faltada de lo símbolico. No me parece esté teniendo éxito.

Según conozco los estoicos no mencionaban un destino, hablaban de una ley natural. El hombre virtuoso, feliz, estaría acorde con ella; no imperturbable, sí alejado de falsos problemas, falsos juicios, preocupaciones innecesarias, inagotables ansias